domingo, 28 de abril de 2013

PROYECTO FROZEN

La experiencia vivida en la Estación del Norte ha sido verdaderamente gratificante. Al principio tenía mis dudas respecte al resultado final. Para mí, resultaba complicado porque no sabía si sabríamos coordinarnos, si nos entraría la risa floja, si nos llamarían la atención...
Después de consensuar la manera de actuar en el primer pase, fuimos de manera coordinada a la estación y nos quedamos en Frozen. Estaba nerviosa, sentía que en cualquier momento se me caía el libro del tembleque que llevaba por dentro. El nivel de excitación aumento cuando una pareja de la Policía Nacional se paró a mi lado y se me quedó mirando, yo solo veía la porra y pensaba "¡madre mía, que me van a decir!" pero entre ellos dijeron que se iban a esperar para ver lo que iba a pasar. El tono en que lo dijeron fue más de intriga, de querer ver que sucede, que de avisar a compañeros por si necesitaban ayudas. 
A continuación, un hombre mayor empezó a hacer fotos y flash! también me tocó a mi. Sentí que estábamos causando sensación entre la gente porque todos comentaban entre ellos lo que estaba sucediendo, se notaba que querían saber.
Vi a un compañero (no sé quien era) iba con el libro en la mano y supe que se estaban acercando a los bancos como habíamos quedado. La chica que tenía al lado me miraba y se agachó un poco para ver el título del libro que llevaba en la mano y pensé que habíamos conseguido nuestro objetivo. 
A continuación, cuando pensaba que había transcurrido el tiempo consensuado salí de la estación y fui al punto de unión. 
Rápidamente explicamos nuestras sensaciones y decidimos nuevamente un nuevo pase en la Estación. Alicia y yo fuimos de las primeras en colocarnos. Ahora nos teníamos que poner en una fila, el problema que no cabíamos todos y finalmente fueron dos filas. 
Este segundo pase me desconcertó mucho porque se incorporaron a mi lado derecho Jorge y al izquierdo Manu. Ya no sabía cuando tenía que salir de la estación: la primera porque había llegado la primera, o esperarme a que mis compañeros de las esquinas empezaran a irse para seguir la fila como habíamos consensuado. Por el rabito del ojo, vi como Manu se fue y acto seguido lo seguí. Fuera había compañeros esperando.
A continuación, hicimos varios pases en un semáforo, mientras estaba en verde para los peatones. Me sentía fuera de mí, quería ver vídeos para ver la sensación que causábamos en la gente (soy muy impaciente). Tras tres o cuatro pases en el semáforo fuimos a la plaza del Ayuntamiento para llamar la atención de nuestros compañeros que también habían quedado para dar sus clases en la calle. Pero, ¡NO! estaba vacía, habían desconvocado la salida a causa del tiempo meteorológico. 
Para finalizar, fuimos todos juntos a tomarnos algo y festejar el éxito.
MUCHAS GRACIAS CHIC@S, LO HE PASADO MUY BIEN, SIN LA ILUSIÓN DE TODOS HABRÍA SIDO IMPOSIBLE.

Un saludo, Esther Moscardó Pont

Un mar de sensaciones vividas el jueves en la Estación del Norte de Valencia al realizar nuestro primer Frozen. Al principio, desubicada y desconcertada porque al vivir ese momento en primera persona, no podía ser público y ver si se transmitía nuestro objetivo. Sin embargo, los comentarios que oía de las personas (Mira, Manolo, veus com algo passa?! Estan tots quiets!) me alegraron, ya que habíamos conseguido despertar la curiosidad e interés. Cada vez, me sentí más segura del mensaje que quería transmitir. Ya en el paso de peatones, la expectación fue mayor y nuestro frozen fue todo un éxito. Finalmente, sensación de alegría, positividad, compañerismo y como lectora habitual, feliz por poder compartir “un libro y una rosa” con los transeúntes y esta bonita experiencia con la clase.

Alicia Margalejo Blasco

Fue genial la experiencia. En la Estación del Norte al principio la gente no se daba mucha cuenta, pero conforme nos íbamos sumando en número de personas haciendo el Frozen se escuchaba a la gente decir: “Aquí están haciendo algo”. Notabas como la gente pasaba por tu lado y se quedaba mirando algo perpleja hacia todas las direcciones cuando por fin descubrían que algo pasaba.

En el semáforo la experiencia fue mucho más gratificante. Al ser un sitio de paso, se notaba mucho más que estábamos haciendo algo, la gente de los coches miraban e incluso alguno llego a aplaudir. Una mujer mientras cruzaba el paso de peatones fue haciendo fotos al grupo. Al ser un sitio más reducido era más consciente de mis compañeros y tenía la sensación de estar en grupo. Creo que fue un bonito homenaje para el día del libro, la experiencia fue increíble, pero lo que más me gusto es haberla vivido rodeada de tan buena gente.

Eva Isardo

Para ser sincera, no sabía si me atrevería a realizar el frozen o si sería una mera espectadora. Tenía sentimientos mezclados entre la vergüenza y el “miedo”.Pero finalmente me atreví y poco a poco fui superando mis miedos e incluso al final me lancé a hacer alguna posición más atrevida.
En una de las ocasiones observé desde fuera a mis compañeros/as y al “público”. La gente se sorprendía mucho y parecía que les gustaba. La verdad es que creo que para el espectador es una experiencia atípica, que despierta curiosidades y reflexiones.
Resultó ser, en contra de mis expectativas previas, una experiencia muy “chula”.

Susana Cuenca Gil 

Os dejamos un vídeo del FROZEN en el semáforo y una foto del grupo en la merienda.



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